Es increible ver con que facilidad ocurren a veces las cosas. Tú te empeñas muchísimo en algo, lo pones todo para conseguirlo, montas planes imposibles, y luego no lo consigues. En cambio, derepente... pasa. No sabes muy bien como ha sido, ni como ha llegado, pero ahí está, ya tienes lo que querías, y al final resulta que lo has conseguido sin misiones imposibles ni trucos de magia. Es maravilloso. Aunque he de decir que quizás si que había algo de magia, o por lo menos a mí me pareció mágico.
Y aún sigo sin palabras para describir como me siento, o como me hace sentir. Lo único que puede expresar esto es la sonrisa de boba que no consigo quitarme de la cara.