sábado, 30 de abril de 2011

Bebernos a morro

Se mezclan en mi cabeza lo recuerdos con las fantasías. ¿El resultado? Tu y yo en mi cama besandonos, abazandonos, tocandonos... Suena Pereza de fondo. El ambiente es cálido, ardiente, pero todo está bañado por un toque de comedia. Te miro y me miras, sonrio y sonries... volvemos a besarnos. Podríamos pasar las horas así, revolcandonos, rozandonos, comiendonos.
A tu lado, en mi cama, todo es distinto. Yo soy la princesa, y tú mi principe. La habitación la ilumina tu sonrisa. Me haces reir, me haces sentirme bien, siento que soy especial; especial para tí. Siguen pasando las horas... Ya han pasado días, y tú sigues en mi cama. Solo hay humor y pasión. A ratos gana el humor... a ratos la pasión...


Pero hay que despertar. Siempre hay que despertar. Esta es la realidad. Yo estoy en mi casa, sola. y tú en tu cama. Yo pienso en tí... te llamo... y tú ni contestas. La realidad siempre es mucho más triste. No se si parte de mi fantasía se hará realidad. No se si lleguaré a tenerte en mi cama. Al menos, siempre me quedará mi fantasía. Eso no me lo quita nadie. Volvamos a la cama...


Todo, todo, todo, todo,
yo quiero contigo todo.
Poco, muy poco a poco, poco,
que venga la magia y estemos solos,
solos, solos, solos,
yo quiero contigo sólo,
solos rozándonos todo,
sudando, cachondos,
volviéndonos locos,
teniendo cachorros,
clavarnos los ojos,
bebernos a morro.

Vuela, vuela, vuela conmigo,
cuélate dentro dime “chico”,
dame calor, sácame brillo,
hazme el amor en nuestro nido.

❤❤❤❤

martes, 26 de abril de 2011

Siempre igual

Estoy enfadada con el mundo... es que... ¿por qué juega conmigo así? No lo entiendo. Y tampoco entiendo por qué nunca aprendo. Es que es mi pan de cada día. Hay que joderse. Siempre igual. Conoce a un chico, creete que es perfecto, hazte un millón de ilusines... y ya se encargará la vida de tirarlas a la basura, de una manera o de otra. Siempre igual. Cuando me entrego tengo la manía de entregarme en cuerpo y alma, empiezo a ver que de tanto entregarme tengo la ilusión gastada. Estoy arta... ¡Estoy arta! A la Laura, ya puedes hacer lo de siempre, acaba con esta historia de 3 días, y a por otra nueva... no se ni por qué lo sigo intentando...

viernes, 15 de abril de 2011

20 años

20 años han pasado ya desde que nací. 20 años... Se dice pronto... No puedo evitar sentirme una vieja. Se acabaron los "dieci..." Ahora tocan los "veinti..." ¡Dios mio! ¡Qué locura! Que alguien haga algo, esto no puede seguir así. Pero nadie va ha hacer nada. Bueno, sí. Hay algunas personas que hacen algo a diario, que poco a poco consiguen hacerme ver que tener 20 no es tan malo, que simplemente es una cifra, y que aún queda mucho por vivir, que esto no se acaba. Esas personas son las que están a mi lado cada día y por las que merece la pena seguir adelante, y cumplir otro año más. Porque si el tiempo no pasara... muchas cosas perderían su sentido. Tengo que empezar a perder el miedo al tiempo, y disfrutar de que los minutos pasen, porque eso significa que nuevos momentos vendrán. =) Colillas tiradas como personas apagadas sin sueños por los que luchar. Charcos como mares sin barcos que naveguen. Un par de panfletos de publicidad que van de un lado a otro sin rumbo fijo. Empujados por un aire que levanta mi cabello dejando al descubierto mi frente. Mi frente y mi soledad. Espero sentado en un banco. En realidad no sé a quién. Lo único que sé es que tengo que esperar. Mientras lo hago, miro mi reloj sin agujas. Mis ojos se pierden por la vida de todas esas personas que pasan ante mí todos los días. Preguntándome si pertenecen a mi vida o son sólo transeúntes que vienen y van y de los que no sé nada. ¿Jugamos a imaginar? La imaginación es lo único que tengo. Un hombre con traje y maletín pasa delante de mí, con su destino, con su vida, con sus prisas. Sin tiempo para esperar. Sin tiempo para imaginar. Pero todo eso se ha terminado. Ahora es mi personaje. La imaginación es esa vida en la que todos nos gustaría vivir… Jorge tiene prisa. La media hora de la comida se ha terminado y tiene que volver a la empresa para seguir trabajando. Se sienta a mi lado. Saca de su bolsillo interior un paquete de tabaco y me ofrece un cigarrillo. - No, gracias. No fumo. Saca un cigarrillo y lo enciende. - Yo fumo desde hace un tiempo. Es como un amigo que siempre llevo en el bolsillo. Que me acompaña y que cuando lo necesito, lo saco. Y me relaja. Me relaja mucho. Echa el humo de su cigarrillo por la boca. Lo que él no sabe es que en ese humo que expulsa para siempre de sí mismo están los sueños infinitos en los que Jorge dejó de creer hace mucho tiempo. Esa vida que parece no pertenecerle y que sólo es una lágrima en la lluvia. Continúa hablando. - Hace mucho que no sé nada de Alba. El otro día encontré en una caja todos los poemas que nos escribíamos cuando teníamos tu edad, Dani. Tal vez nunca debí dejar el pueblo. Pero ya es demasiado tarde. El tiempo ha pasado y yo sólo tengo un trabajo que me atrapa todo el día. Una vida que me lleva y me trae, sin saber muy bien a dónde voy. Vivir sin mi mismo… - Necesitas un reloj sin agujas. Cuando mis palabras entran por el oído de Jorge, las agujas de su reloj desaparecen. - Ahora ya no existe el tiempo. Ahora todo lo que imagines se hará realidad. Alba le espera en la esquina de esa misma calle. No lleva los poemas de su adolescencia. Ella misma ya es poesía. Se levanta del banco y se miran, y esa mirada es como el más cálido beso que pueda escribir. Los dos se marchan, dispuestos a vivir una vida sin agujas en sus relojes… Mientras tanto, yo sigo en el banco esperando a alguien. A alguien que muy pronto tendrá que aparecer. Cristina pasa ante mí, viste con unas botas altas y una falda corta. La tira de su sujetador se deja ver entre su corta camiseta de noche. Va refugiada en sus pensamientos. Buscando una salida que la deje escapar y la devuelva a sus años de niñez, cuando aún soñaba con coger una estrella. Se sienta en el banco y empieza a hablar. - Yo quería ser profesora, Dani. Me gustaban los niños; soñaba con tener una familia, y poder ver correr a mis hijos en el jardín de nuestra casa. Sus mejillas están golpeadas. Llenas de moratones. Sus ojos reflejan el grito de dolor de una mujer. - Necesitas un reloj sin agujas. Un montón de niños se acercan corriendo a Cristina. La sonrisa de un niño es el único gesto sincero que jamás podrás ver. La rodean y la cogen de su mano, la llevan a cualquier otro lugar donde los relojes no tengan agujas… Mientras Cristina se marcha, yo sonrío. Mirando a esos personajes que en realidad son tan reales como cualquiera de sus historias. Una chica se acerca a mí. - Hola… ¿eres Dani?. - Sí, pero yo no te he imaginado. Tú no eres ninguno de mis personajes. - Soy Miriam. No sé si te acordarás de mí, íbamos al instituto juntos. Miriam se ha cortado el pelo. Ya no es la misma de hace un par de años. No recordaba su rostro, hasta que ha vuelto a aparecer ante mí. - No te había reconocido… - ¿Qué haces por aquí? Estás muy lejos de tu casa. - Estoy esperando. - ¿A quién esperas?. - No lo sé, pero sé que espero a alguien. Miriam se sienta en el banco. Ella no es ningún personaje, ni necesita ningún reloj sin agujas. - Entonces esperaré contigo. Y allí permanecimos los dos sentados esperando a alguien. Y esa espera duró más de lo que tú has tardado en leer este relato. Tanto, que aún seguimos esperando. Daniel de Vicente http://www.escribiresvivir.com/?p=135

sábado, 2 de abril de 2011

Y no te saco de mi cabeza

Yo soy de los que piensan que el silencio es el don de la armonía.

Yo soy de los que matan los rencores y los olvidan al otro día.

No soy de los que apunto y me guardo experiencias maltratadas.

Suelo vivir el día a día, yo no creo en los cuentos de hadas.

Cuando me entrego tengo la manía de entregarme en cuerpo y alma,

empiezo a ver que de tanto entregarme tengo la ilusión gastada.

Mantengo el amor y la esperanza pa luchar contra mi mente,

le planto siempre cara a mi pasado y me gana este presente.


Tu eres de los que tiran la piedra y siempre esconden la mano.

Tu tienes el papel del bueno, a mi me das el de villano.

Si tienes que besarme, siempre besas donde besas el que vende.

Me entregas, me azotas, me juzgas la conciencia y la mente.

Con lo sencillo y fácil que habría sido el amarnos locamente,

reír, sentir, amar, pensar que te quiero ciegamente...

Pero te empeñaste en amurallarte pa parar mis intenciones.

Y sigo dando vueltas a mi cabeza para llegar a la conclusión de...


Que yo soñé que me querías, yo soñé que me adorabas

pero vi que era mentira,

que hasta en sueños me engañabas.

Estoy cansado de rodar como una noria,

estoy cansado de contar siempre la misma historia,

estoy cansado de bailar el mismo baile

y de vivir pendiente del aire.