Lo odio! Odio estar feliz y sin motivo alguno, en cuestión de minutos pasar ha estar hecha polvo. Odio que me invada la tristeza y mi mente se llene de absurdas ideas pesimistas.
Pero lo bueno, es que de la misma manera me invade la felicidad, me pongo hiperactiva y llena de júbilo.
Pero, ¿por qué tanto cambio? Quiero unos estados de ánimo más estables. Esto es realmente estresante.
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